La víspera, dejamos las fabas en remojo. Son suficientes ocho horas de remojo por lo que yo suelo ponerlas al despertarme y las cocino por la tarde al terminar de trabajar. Así las hago ese mismo día y las tengo listas para comer al día siguiente, cuando ya habrán reposado y estarán más ricas. La otra opción sería comer una fabada en conserva, preferiblemente la de Casa Gerardo, una auténtica delicia.
Si compráis un buen compango, no necesitáis nada más para hacer la fabada, ni siquiera añadir sal ya que la potencia de los embutidos asturianos es más que suficiente para dar sabor y cuerpo al caldo. De todas maneras, podéis añadir los ingredientes opcionales si lo consideráis oportuno.
Añadimos agua suficiente para cubrir las fabas, el chorizo, la morcilla, etc, y un par de dedos más. Recordad que en este tipo de ollas no se debe superar el máximo, equivalente a 2/3 de la capacidad de la olla. Ponemos a cocer y cada vez que rompa el hervor añadimos un chorrito de agua fría para cortarlo, operación a la que se denomina asustar o pasmar las fabas.
Tras dos o tres veces cerramos la olla y cocemos durante 15 minutos en posición 2. La mayoría de ollas rápidas tienen dos posiciones y elegimos la más alta, en la que salen dos anillos de la olla. Entonces, apagamos la olla y cortamos la cocción colocando la olla exprés bajo un chorro de agua fría hasta que bajen los anillos y ya se pueda abrir la olla. Abrimos, sacamos los productos cárnicos y los troceamos y ya tenemos lista una estupenda fabada.
Tras dos o tres veces cerramos la olla y cocemos durante 15 minutos en posición 2. La mayoría de ollas rápidas tienen dos posiciones y elegimos la más alta, en la que salen dos anillos de la olla. Entonces, apagamos la olla y cortamos la cocción colocando la olla exprés bajo un chorro de agua fría hasta que bajen los anillos y ya se pueda abrir la olla. Abrimos, sacamos los productos cárnicos y los troceamos y ya tenemos lista una estupenda fabada.
Fuente directo al paladar
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